Conferencia magistral “Cómo los prejuicios y estigmas han devaluado el trabajo de las mujeres por estar embarazadas y por tanto la urgencia de eliminarlos”. Conversatorio: “Estrategias contra el Despido por Embarazo”

Publicado el 08 Mayo 2017
Discurso 09, 2017

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Dra. Teresa Incháustegui Romero
Directora general del Instituto de las Mujeres de la CDMX
Conferencia magistral “Cómo los prejuicios y estigmas han devaluado el trabajo de las mujeres por estar embarazadas y por tanto la urgencia de eliminarlos”.
Conversatorio: “Estrategias contra el Despido por Embarazo”
Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México, COPRED

“La discriminación laboral hacia las mujeres es horizontal porque los empleos están relacionados en su mayoría con servicios y vertical por el techo de cristal que no les permite acceder a empleos de toma de decisiones”

Muchas gracias a Jaqueline y COPRED por este espacio que nos da para poder plantear la visión que desde el Instituto de las Mujeres tenemos de este tema.

Yo voy a ofrecer una visión que tiene que ver un poco más con esta perspectiva de igualdad sustantiva, de igualdad de género, tratar de ubicar a muy grandes trazos el tema y lo que nosotras veríamos adelante como un marco de política pública.

Primero reconocer que en la Modernidad, a partir del siglo XIX se establece un modelo de producción de trabajo que está sustentado en una desigualdad de género, que antes de que se estableciera este sistema y este régimen del Estado moderno no existía.

El modelo está basado en el hombre ciudadano y trabajador con todos los derechos, en términos políticos, públicos, el derecho al trabajo, como persona individual y como trabajador, el derecho a establecer contratos a cuenta propia y poder emplearse, el derecho a tener propiedad, de poder ser elector.

Y por otro lado, el derecho de las mujeres como sujetos sin derecho, sin reconocimiento jurídico de ser ellas mismas sujetos de derecho, tanto en el tema del derecho jurídico al contratarse como empleadas, a tener propiedad y a tener derecho al voto.

Va a ser durante un largo periodo de lucha que comienza en 1945 y que concluye hasta la Segunda Guerra Mundial, estamos hablando de 1952, aproximadamente, en donde se establece en el nuevo Sistema de Naciones Unidas una comisión de derechos para analizar el estatus jurídico de la mujer.

Se establecen, a partir de ahí, una serie de convenciones internacionales para reconocer los derechos de las mujeres, me refiero por ejemplo, al Convenio número 100 de la Organización Internacional del Trabajo que como parte del Sistema de Naciones Unidas, basado en el principio de igualdad de trato y no discriminación, establece en 1951 el derecho al salario igual por trabajo igual de las mujeres.

Este tratado es muy importante desde el punto de vista de las políticas de género, porque comienza a ser vigente en la naciente Unión Europea, que era una unión aduanera. Luxemburgo, Alemania, Francia e Inglaterra, todos estos Estados que después se constituyen en la Unión Europea en el marco del tratado de Maastricht, pero que a través de ese convenio, que por cierto está firmado por el Estado Mexicano, es el convenio en el que se establece un Primer Consejo Social y Económico que le da seguimiento justamente a la integración de la mujer al trabajo y a los derechos.

Se crea esta estructura jurídica protectora de la mujer en el tema del embarazo que termina siendo un enemigo en lugar de una ayuda, sobre todo en el momento en que la mujer se convierte en el sujeto activo del trabajo; pero ¿Por qué es tan importante esta convención y sus secuelas? Porque permite la reflexión sobre el hecho de la discriminación hacia las mujeres en el ámbito del trabajo, porque empieza a revelar que la situación de la discriminación laboral hacia las mujeres es horizontal y vertical.

Horizontal porque después de la Segunda Guerra, que empiezan a crecer los empleos terciarios basados en los servicios personales, es cuando se hace el ingreso de las mujeres en mayor medida. Estos trabajos comienzan siendo construidos con un perfil de servicio y destinados a mujeres. Mujeres, por ejemplo, para el área de ventas en tiendas departamentales que empiezan a crecer en los años 70’s, mujeres para la promoción, secretarias, el gueto secretarial fue y sigue siendo un gran gueto femenino, es decir, un tipo de empleo básico para mujeres.

Casi no hay empresas que contraten secretarios para este servicio, porque la secretaria es una extensión de las tareas de servicio que se hacen en el hogar, para servir el café, atender todos los asuntos personales del jefe y de las jefas, etcétera.

Y toda la parte de servicio como restaurantes, servicios personales, limpieza y algunas actividades industriales en donde se considera que las habilidades de la mujer por ser mujer, tienen una competitividad frente a los varones. Ese es el tema de la segregación horizontal, que dicho sea de paso aun cuando hemos pasado a ser en la Ciudad de México el 48 por ciento de la población ocupada, no hemos logrado abatir esta segregación horizontal.

En los empleos que están siendo típicamente destinados a mujeres, que son por definición trabajos menos remunerados que aquellos que se destinan a los varones, de hecho, cuando se masculinizan ciertas actividades, o sea empiezan a ser más remuneradas.

Fíjense ustedes que las meseras atienden mesas en fondas, restaurantes y cantinas, pero en los lugares de postín, ahí son meseros. No es lo mismo una cocinera que un chef, hay niveles y ahí está la cuestión de género muy claramente planteada, exactamente cuando una actividad comienza a feminizarse empieza a bajar en términos de su remuneración.

El segundo tema es de la segregación vertical conocida también como el techo de cristal. Si nosotros observamos a las mujeres que tienen las más altas calificaciones educativas; estoy hablando de las mujeres que tienen de 20 a 25 años de escolaridad, contra los hombres que están en la misma situación, la diferencia en niveles y en remuneración del “grueso” de la población, llega a ser, en la mujeres 50 por ciento por debajo de la que tienen los varones, y lo mismo ocurre cuando vamos al segmento de mujeres y de hombres que no tienen la educación, ahí se repite esta misma situación porque los hombres sin primaria pueden valorizar más su fuerza de trabajo que las mujeres que están en esta misma situación. Qué paradoja, que en los extremos de la gráfica se encuentren en situaciones con una brecha tan grande de trabajo y de oportunidades.

Hay otra cuestión importante que descubren estas mujeres que están dando seguimiento al convenio 100 con el tema del cuidado y los horarios. Parte de las desventajas de las mujeres en el mercado de trabajo, además por supuesto del prejuicio de que no somos tan productivas o no somos tan competitivas, o no tenemos las mismas habilidades que los hombres, aunque una mujer haya probado mil y una vez diariamente todas sus habilidades, de entrada se le considera que no tiene la experiencia, el nivel para hacerse cargo de un puesto ejecutivo, por eso generalmente están debajo del ejecutivo, detrás del ejecutivo y haciendo todo lo que le toca al ejecutivo pero sin el poder de decisión, ni el puesto, ni las oportunidades del ejecutivo.

Y es el tema también del cuidado, si nos vamos al grueso de la población femenina, la mayor parte de las mujeres trabaja más horas porque requiere hacerse cargo del cuidado. Va, trabaja las horas que tiene que trabajar pero busca que sea medio tiempo, horario flexible, o aquellos en los que no interfiera en su actividad.

Los varones en cambio se pueden dedicar “full time” sin ninguna preocupación, ellos no están en el trabajo hablando para saber si fue la trabajadora del hogar, si llegó, si hizo, si fueron a recoger a la niña, o sea, de eso no se ocupan para nada. Dan su concentración total a lo que están haciendo y esto obviamente se convierte en un lastre para la mujer, él evita esta cuestión.

¿Qué podríamos hacer? Primero tenemos que transformar la realidad, transformar estos roles. Me parece que en este nivel sería importante estudiar el tema que también se está estudiando cada vez más en varios países.

La Ciudad de México está también haciendo un análisis de estas propuestas como la de incorporar el tema del cuidado a las políticas públicas, a las sociedades. Varios de los problemas que tenemos actualmente, entre ellos el deterioro del tejido social, el problema del suicidio infantil, de las drogas, el suicidio de jóvenes, todos estos temas que están presentándose, normalmente se ven desde el punto de vista conservador de la desintegración de la familia, señalando que se debe a que las mujeres han dejado de estar en el hogar y se dedican ahora a las cuestiones de trabajo.

Yo no soy una promotora de la idea de que todas las mujeres debemos de ser asalariadas y ser autónomas, aunque efectivamente es muy importante que todas las mujeres podamos tener esta autonomía económica, pero hay un tema en que el asunto del cuidado no puede ser una cosa que se le siga sobrecargando a las mujeres sin que los hombres intervengan.

No es que sean solamente papás cartera, que solamente dan el dinero y se desentienden de todo lo demás, cuestión que además a ellos los priva de la posibilidad de tener esa gestión emocional con su familia, también tiene que ver con el tema de que la sociedad, que tanto empresas como el Estado, se hagan cargo del cuidado, que se asuma de nuevo, porque parte de lo que hemos vivido en los últimos años ha sido el desmantelamiento de las políticas sociales y sobre todo aquellas que estaban dedicadas al bienestar social de la familia.

Se trata de que desde un esquema de igualdad de género se plantee el tema del cuidado de los adultos mayores, de los niños, como un tema que toda la sociedad tiene que asumir, es decir, estamos hablando de la “Cuidadanía”, es decir, el derecho de todos a cuidar cuando nos toca y a ser cuidados cuando lo requiramos.

Esta es una transformación estructural, institucional, que tiene que ver con lo jurídico, pero también con el funcionamiento del mercado y eso es parte de lo que estamos tratando de establecer y desarrollar.

Este camino puede llevarnos 50 años, pero creo que es importante que la CDMX, amparada en el Artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que establece que todos los convenios internacionales, firmados por el Estado mexicano deben internalizarse en los derechos y la legislación, incluyendo la legislación terciaria, para que puedan ser realidad.

La Ciudad de México tendría que emitir una ley de igualdad salarial, de igualdad en las condiciones laborales e igualdad de trato para comenzar a generar una aplicación inmediata.

Tengo una pregunta para Darlen (Darlene Rojas Olvera, presidenta de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje) sobre el tema porque ¿Qué va a pasar con este tipo de mediación que hace la Junta de Conciliación y el tribunal local del trabajo con la reforma a la justicia laboral que acaba de declarar que van a ser inexistentes estas instancias de justicia laboral y se convierten en instancias civiles, es decir, si no mal interpreto esto significa que se privatiza la relación laboral eliminando el carácter tutelar que ha tenido en la legislación mexicana y hay que saber qué va a pasar.

El segundo tema me parece que tiene que ver con ir haciendo lo que se ha planteado en el Gobierno de la Ciudad de México y ahí sí tengo referencia de que la nueva Constitución establece el derecho al cuidado para poder establecer licencias de paternidad y permisos de conciliación familia-trabajo que vayan equilibrando las cargas entre hombres y mujeres.

También habría que medir los costos de los empleadores, para visibilizar qué les funciona mejor: si contratar a una mujer que a las seis sale corriendo porque tiene que atender su otra chamba, sus obligaciones domésticas o mantenerse contratando varones que aunque no sean tan productivos se queden hasta las diez de la noche que se va el jefe porque no tiene ninguna otra restricción.

La otra cuestión importante para el cambio cultural y que efectivamente es un cambio de fondo que requiere un trabajo que puede ser que no tenga los mismos tiempos que el cambio estructural, a veces puede ser largo o a veces corto, ya que en la parte de la cultura los tiempos pueden dar saltos que a veces uno no se espera y creo que una de las cosas importantes en esto, es el asunto de tener mayor conocimiento, información pues el cambio de conciencia pasa por el conocimiento, como diría Hegel, todo lo que se convierte en un objeto, es decir, todo lo que podemos objetivar, sacar y ver afuera, se convierte en algo que puede ser apropiado por la conciencia, y en este caso la información y el conocimiento son objetos para la conciencia.

De tal manera que necesitamos, así como le hicimos para la información sobre violencia, que fue, ha sido y seguirá siendo un elemento central para mostrar el tamaño del problema y cómo afecta a la población en general y particularmente a las mujeres, así como hemos logrado hacer un cálculo de lo que significa el uso del tiempo para las mujeres y la carga doméstica, creo que tendremos que hacer estudios sobre el costo y la productividad de la mano de obra masculina y femenina, porque tengo la idea de que las mujeres somos más puntuales, menos faltistas, porque hacemos menos “san lunes”.

Creo que por la experiencia que se ha tenido en Chile y otros países sobre este tema, podemos dar además de esta información sobre los costos, un elemento adicional. Me parece también que hay que hacer campañas permanentes de información y sensibilización.

Sobre todo, porque hay empresas y empleadores que se dicen muy afines al planteamiento pro-vida, es decir, de defender la vida desde antes su nacimiento y yo siempre me pregunto por qué la gente es tan inconsistente, al luchar y defender la vida como un principio, pero cuando se enfrentan a una vida que ya va a nacer entonces no son consecuentes. Entonces sí, que se vaya la señora, que se vaya el niño, que se vayan y a ver cómo se sostienen y ahí la vida no les importa.

Creo que hay que hablar de esto, hay que problematizar esto, también hacer promoción en el sentido de encontrar medidas, estímulos que puedan equilibrar el costo que tiene para un empleador de una pequeña y mediana empresa, que son la mayoría de las empresas en la ciudad, de lo que puede ser una gran empresa. Tendríamos que tener escalas distintas para manejarlo y también estímulos distintos para promover estas acciones.

Muchas gracias.

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