Presentación del Protocolo para la Prevención y Sanción del Acoso y Hostigamiento Laboral

Publicado el 22 Marzo 2018
Discurso 12, 2018
Dra. Teresa Incháustegui Romero
Directora general del Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Presentación del Protocolo para la Prevención y Sanción del Acoso y Hostigamiento Laboral y/o Sexual con Perspectiva de Género y No Discriminación, de la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo de la CDMX.
Casa Lamm

Muchas gracias, querida Amalia. Saludo a todas las personalidades, colegas, compañeras y amigos del gabinete que están en el presídium.

En primer lugar, quiero celebrar esta oferta, esta puesta en obra que nos haces con este proyecto de un nuevo protocolo, porque la Cuidad de México tiene un protocolo de violencia, que como ya señalaba el contralor general, ha tenido muy poca efectividad para atender los casos, para recepcionar la gran cantidad de casos de este tipo de eventos que hay en la ciudad y en la Administración Pública.

El acoso sexual en el trabajo fue la mecha que en Estados Unidos y Norte América encendió la Segunda Ola del Feminismo en los años cincuenta, sesenta, cuando Estados Unidos lideraba la recuperación económica de la posguerra.

Se abre este amplio sector de servicios en tiendas, oficinas, crece el aparato público y las mujeres empiezan a entrar a trabajar a las empresas privadas, a los establecimientos comerciales, al servicio público y ahí empieza a darse el acoso sexual en el trabajo, porque además todo el tema de la generización del empleo en los cincuenta, sesenta era muy fuerte, las mujeres tenían que ir hiper arregladas, para puestos donde generalmente, como se decía en la televisión, “el atractivo visual era lo importante”.

En estos casos empezaba a plantearse el tema del acoso sexual, las compañeras feministas como, Laís Abramo, que hacen ese libro que fue famosísimo en todo el mundo, reconocen el acoso sexual no como un tema de sexualidad, sino como un tema de poder y es como se ve. Actualmente Rita Segato y todas las feministas lo plantean como un tema de poder.

El sexo y el hostigamiento sexual se utiliza como una forma de imponer el poder, el decir quién manda, quién impone las reglas y entonces se subordina, se condicionan ascensos, incluso se condiciona la estadía en el empleo por estos favores sexuales.

Existe también, por supuesto, el acoso entre compañeros a un nivel más horizontal y este tema del poder masculino en las organizaciones es lo que está en la base del acoso sexual.

La ENDIREH dice que hay en el país 26 por ciento de mujeres que lo han sufrido alguna vez en su vida y ésta es una cifra que ha aumentado de una encuesta a otra en más de 30 por ciento.

El tema es que no hay denuncia, por ejemplo, el protocolo que nosotras tenemos ahora, que todavía está vigente y del cual este ofrece una gran alternativa y una gran propuesta, es que en realidad las instancias son como una ventanilla supernumeraria para que la víctima vaya y denuncie en la Procuraduría.

El acoso sexual tiene tres vertientes en nuestras organizaciones: primero, la parte laboral para la cual la Ley Federal del Trabajo tiene prevista en la legislación una serie de definiciones discutibles, pero en el reglamento de la Ley no hay ninguna disposición sobre cómo se van a procesar estos casos, ni quiénes son los que van a atender estos casos.

Entonces, en la vía laboral hay un vacío, con todo y que tenemos 30 años con el concepto, nos quedan a deber porque no hay una claridad en materia laboral sobre el tema del acoso.

De hecho incluso la ley dice que la trabajadora puede rescindir el contrato sí quiere, es decir, se puede ir.

La segunda parte es el tema penal, en el que tenemos un problema serio, que también señalaba el contralor, porque está el tema de los medios de prueba que son tremendamente difusos, no hay disposiciones para proteger a las víctimas que denuncien ni a los testigos que brindan testimonio y todo un tema de probanzas, de cómo se puede documentar, probar, fundamentar el hecho, en eso ya hay una serie de problemas.

Adicionalmente, para el caso de organismos gubernamentales, tenemos también la vía administrativa, que yo digo que puede ser complementaria a la penal o preceder a la penal, porque la vía administrativa tiene el tema de la amonestación, la separación por algunos días o la inhabilitación definitiva.

Pero tendríamos que tener disposiciones más finas para sancionar, no el delito penal porque eso lo tiene que hacer la autoridad competente, pero sí cualquier conducta que pudiera incorporarse como falta administrativa y que sirviera, a su vez, para ir creando esta cultura preventiva y de respeto para generar realmente ambientes laborales libres de violencia sexual en contra de las mujeres.

Hay que trabajarle en esa parte para ver qué toca. En nuestro caso, como la Ley es Federal, no tenemos competencia en materia legislativa para esa Ley Federal de Servidores Públicos, por lo que tendríamos que incorporar en un código de ética una serie de disposiciones.

Incluso la contraloría podría asumir ciertos criterios para la evaluación de las personas, reforzar la parte de evaluación para ver qué tan acosadora puede ser una persona, pero eso se aplica sólo a los que entran por estructura, no a todos los demás, ahí se requiere afinar esa parte.

Hay que generar protección para testigos y, por supuesto, para las víctimas. Creo que no podríamos tener un mecanismo eficiente si no involucramos al sindicato, aunque yo sé que los sindicatos son los partidos masculinos por antonomasia, no hay que excluirlos porque puede haber aliados, voluntad y disposición en muchos y hay que aprovechar este tema.

Hay una cosa muy importante en toda esta discusión que ha dado pie al movimiento #MeToo, que me parece que es un quiebre en términos de la consciencia femenina respecto de estos hechos, que me parece importantísimo, para muchas personas, hombres y mujeres, la percepción de qué es el acoso y qué es supuestamente coqueteo, es todavía una línea muy delgada.

Lo que nosotras hemos aprendido con el acoso callejero en estos años es que las mujeres cada vez están más conscientes de que eso que les gritan en la calle no es piropo, es acoso, pero esa parte creo que hace falta mostrarla, porque a veces en las mujeres y en los varones está muy naturalizado el tema de la violencia sexual.

Entonces hay que educarnos en esa parte, hay que saber en qué momento un cortejo es aceptado y en qué momento no, esa parte es muy importante.

En ese punto, el Instituto tiene un curso en línea sobre el tema del acoso que ayuda un poco a distinguir esas conductas sutiles que se nos pueden pasar como naturalizadas, pero que es importante identificarlas para generar una cultura de no acoso.

Me parece que hay un asunto que no se puede desligar del tema, que es la paridad en los cargos directivos. Mientras tengamos una estructura de puestos en donde el 70 por ciento de los puestos directivos están ocupados por varones y no tengamos paridad, siempre vamos a tener el riesgo de que la complicidad y la simulación sean el manto que cubra estos hechos.

Rescato de este documento el tema de la discriminación, creo que hay que subrayar que ambientes libres de violencia pasan por ser también ambientes paritarios.

Gracias.